Note también que fue Jehová, el Dios Salvador, quien le habló a Abram. No sabemos la forma que Dios escogió para hacerlo, pero sabemos que fue una conversación milagrosa, que nunca hubiera tenido lugar si Dios no hubiera intervenido en la vida de Abram. A muchos eruditos de la Biblia de hoy en día les desagrada la idea de que Dios intervenga en la historia humana. Sin embargo, la cristiandad pide que una persona crea en milagros, y lo hace sin disculpas. Durante los siglos que siguieron al diluvio,
Pages 112–113